Te despiertas a las 06:00 horas intentando no posponer la alarma. Mientras repasas las
noticias y sucesos para mantenerte al día. La cafeína es tu mejor aliada, sabes que has
descansado poco y te resignas en la frase “si no lo hago yo, no lo hace nadie”.
A la mañana se le suman reuniones con proveedores, clientes y asociaciones. Acudes a los
eventos de networking para establecer esas relaciones laborales tan relevantes. A la tarde,
almuerzas sobre las 17:00, si es un día tranquilo, mientras alternas una cucharada de consomé
tradicional con la respuesta a un correo electrónico.
Recuerdas que aparte de empresaria, eres hija, eres madre, eres MUJER. Entonces te cambias
de ropa y de versión, quizás a una más humana que muestras solamente a los más cercanos.
Te dedicas un tiempo a ti, a tu cuidado personal, para luego continuar un poco más con ese
gran proyecto que es tu emprendimiento.
Poco se habla de esta cara B, donde el éxito se visualiza externamente como la punta de un
iceberg, escondiendo en su interior, todos aquellos esfuerzos que han conseguido que se
mantenga a flote. Después de tanto esfuerzo comienzan a llegar los reconocimientos, pero
también esa afirmación del exterior, compuesta por tres palabras que tanto desconcierto y
malestar nos producen “Has tenido suerte”. ¿Cuál es el precio del emprendimiento?. Somos el resultado de las decisiones que hemos
tomado hace seis meses. Y como todo en la vida, cuando nos enfocamos en un área concreta,
dejamos de prestarle tanta atención a las otras. Muchas veces me encuentro con empresarios
y empresarias que no pueden compartir sus éxitos con su familia, debido a las diferencias que
orbitan sobre mantener y fomentar este estilo de vida. Es por ello que muchas veces, cuando
subimos a recoger premios o a compartir conferencias, existen algunas butacas libres entre el
público.
Por lo que podemos llegar a la conclusión que romantizar, en cualquier ámbito de nuestra vida
es un error. Nosotros, los empresarios, no somos esos grandes monstruos con los que nos
representan a través de personajes como el Señor Burns de Los Simpsons. Queremos aportar a
la sociedad parte de nuestro esfuerzo y contribuir con una cultura del emprendimiento que
ayude a la mejora global de la economía.
Al llegar la noche nosotros también abrimos un vino y cerramos las heridas del día a día.
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